Las mutaciones de la teoría crítica – religión

Religión

Una característica interesante de las teorías críticas es que contienen muchas referencias a la religión, principalmente al cristianismo y al judaísmo, y en mucha menor medida al islam. He aquí algunos ejemplos. Badiou dedicó un libro importante a San Pablo, titulado San Pablo. La fundación del universalismo. Allí, sostiene que San Pablo es un típico ejemplo de un «sujeto» que se constituye en «fidelidad» a un «acontecimiento», un acontecimiento religioso, en este caso, pero un acontecimiento que puede ser político, científico o artístico. Esta relación entre sujeto y acontecimiento se desarrolla con mayor profundidad en sus libros El ser y el acontecimiento12 y Lógicas de los mundos13, donde también hay referencias a doctrinas religiosas, como por ejemplo a Blaise Pascal.

Giorgio Agamben también escribió un libro sobre San Pablo titulado El tiempo que resta: comentario a la carta de los romanos14, que es un comentario a la Epístola a los Romanos. En la obra de Agamben son frecuentes las referencias a la ley sagrada romana (por ejemplo, en Homo sacer), a la escatología cristiana o a la tradición hebrea. En su libro Imperio, Michael Hardt y Antonio Negri15 se refieren a San Francisco de Asís, el llamado «Poverello». Negri también ha escrito un libro sobre Job, titulado Job: la fuerza del esclavo16. Muchos de los libros de Žižek hacen referencia a cuestiones religiosas, como por ejemplo El frágil absoluto, cuyo subtítulo es ¿Por qué merece la pena luchar por el legado cristiano?17

Además de Badiou, hay otra veta pascaliana en las teorías críticas contemporáneas, la que ejemplifica Bensaïd. Este antiguo militante trotskista es el autor del libro Le pari mélancolique [La apuesta melancólica]18, en el que se establece una analogía entre el compromiso revolucionario y la famosa apuesta de Pascal. Bensaïd es también autor de un libro sobre Juana de Arco19 y de otro sobre los marranos –los judíos que fueron obligados a convertirse en España y Portugal a partir del siglo xv, pero que continuaron practicando su religión en secreto–20. En estos tiempos oscuros, de acuerdo con Bensaïd, los revolucionarios son un poco como los marranos: tienen que seguir creyendo en secreto.
¿Cómo podemos explicar esta presencia de referencias religiosas en las teorías críticas? Me detendré en dos puntos breves antes de responder esta pregunta: en primer lugar, esta relación entre las teorías críticas y las doctrinas religiosas es de una importancia estratégica crucial. La manera en que las teorías críticas conciben la religión tendrá un impacto en la forma en que los movimientos progresistas y revolucionarios interactúen con los movimientos religiosos en el futuro, tanto en el mundo occidental como en otros lugares (y me estoy refiriendo a la mayor revolución de nuestros tiempos, la «primavera árabe»). Por lo tanto, no se trata de una cuestión menor.

En segundo lugar, las teorías críticas pasadas ya han hecho referencia a doctrinas religiosas. Roland Boer escribió un gran libro sobre este tema llamado Criticism of Heaven. On Marxism and Theology [Crítica del cielo. Sobre marxismo y teología]21. Se puede pensar en el estudio de Ernst Bloch sobre Thomas Münzer, publicado en 1921, Münzer, teólogo de la revolución22, o en el de Lucien Goldmann El hombre y lo absoluto. El dios oculto23, un estudio de la «visión trágica» en Jean Racine y Pascal. De hecho, Goldmann comparó la creencia en el socialismo con una forma de fe religiosa. Mariátegui escribió sobre Juana de Arco24. Asimismo, es bien conocido el proyecto de Walter Benjamin que conectaba el materialismo histórico y algunos aspectos del mesianismo judío.

Sin embargo, estas referencias al pensamiento religioso eran relativamente marginales en las teorías críticas pasadas. En el «canon» marxista, es decir, en los principales pensadores marxistas hasta la década de 1970, la religión era sin duda un objeto de análisis. Pero una cosa es estudiar la función de la religión en una sociedad capitalista, como lo hicieron Marx o Lenin, y otra totalmente diferente inspirarse en doctrinas religiosas como lo hicieron Goldmann y Benjamin, o como lo hacen en la actualidad Badiou, Negri, Žižek y hasta hace poco Bensaïd. Entonces, ¿cómo podemos explicar esta presencia de la religión en las teorías críticas contemporáneas? La respuesta tiene tres componentes. En primer lugar, es el resultado lógico de la «fuga hacia la abstracción» típica del marxismo occidental. En otras palabras, después de la epistemología y la estética, viene la teología. En segundo lugar, estas referencias religiosas no se refieren a la religión en general, sino a un problema teológico en particular: el problema de la creencia o la fe. De eso se trata en el caso de Pascal, San Pablo, los marranos y Job. La pregunta que plantean estas figuras es la siguiente: ¿cómo es posible seguir creyendo, cómo mantener la fe en Dios, cuando las circunstancias son hostiles a la creencia? ¿Por qué se debería creer en Dios cuando el mundo parece tan injusto o irracional?
Los pensadores críticos contemporáneos han sentido la necesidad de responder una pregunta similar, porque en el siglo xx todos los intentos de construir una sociedad socialista fracasaron o terminaron en desastre. A fines del siglo pasado, el registro histórico no resultaba, obviamente, muy bueno para la creencia en el socialismo. Esa es la razón por la cual esta creencia, como la creencia en Dios, necesita justificación, contra toda evidencia. Y entonces es cuando entran en escena Pascal o San Pablo. La justificación de la creencia contra toda evidencia es lo que mejor hace la teología, y por esa razón los pensadores críticos están hoy tan interesados en tales argumentos. Así, puede observarse en las teorías críticas de la actualidad una suerte de fideísmo, un fideísmo político (una teoría de la fe no racional).

Un segundo aspecto de esta cuestión es más sociológico. El así llamado «retorno de la religión» de fines del siglo xx no es solo observable en las teorías críticas. Es un fenómeno mucho más general. Si hoy persiste el «desencanto del mundo» o se está produciendo un retorno de la religión, es de hecho una cuestión que se puede debatir. Pero lo que parece cierto es que la religión ha hecho un estruendoso reingreso en el campo político, con corrientes como el islamismo o el fundamentalismo evangélico. Esta nueva alianza entre religión y política es una característica importante de la política contemporánea.

Por ese motivo, algunos pensadores políticos –como por ejemplo Terry Eagleton o Michael Löwy– han aceptado el desafío y tratan de mostrar que hay un aspecto progresista o hasta revolucionario en las religiones. Básicamente, esto es lo que Eagleton ha dicho en sus controversias con Christopher Hitchens y Richard Dawkins25, o en la introducción a una nueva edición de Jesucristo. Los evangelios26. Esto es también lo que Löwy trata de mostrar en sus varios escritos sobre la Teología de la Liberación en América Latina.

Fragmento extraído del articulo: Las mutaciones de la teoría crítica. Un mapa del pensamiento radical hoy, Razmig Keucheyan

http:// nuso.org/articulo/las-mutaciones-de-la-teoria-critica/?page=5

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